|
Programa de la asignatura
CL 2013 |
|
Correspondiente a la Licenciatura en Relaciones Internacionales
CL 2013
CL 2012 |
01 Facultad: Derecho y Ciencias Políticas
02 Asignatura: Seminario de Práctica Pre Profesional I
03 Año lectivo: 2013
04 Año de cursada: 4to
05 Cuatrimestre: 1ero
06 Horas Semanales: 5 (cinco)
07 Profesor:
Subsede Buenos Aires: Dr. Hugo Pérez-Idiart
08 Items del perfil que se desarrollarán
Examinar, a través de una mirada comprensiva y comparativa, las políticas a nivel internacional y que el alumno profundice los conocimientos sobre el constructivismo en Relaciones Internacionales.
Que comprenda cabalmente las implicancias del cambio de paradigma en Relaciones Internacionales y el nuevo abordaje de los fenómenos internacionales a partir de una mirada más sociológica en su abordaje desde y dentro de las Ciencias Sociales y el trabajo de campo.
Que pueda conocer los fundamentos empíricos y normativos para entender la política global contemporánea y su relación a las problemáticas actuales regionales y nacional. La internacionalización de los Estados subnacionales, así como la globalización política y económica. La Integración regional. La internacionalización de las empresas públicas y privadas. La Seguridad Internacional y las nuevas formas de conflicto.
09 Correlativas
Previas: (30) Seminario- Taller de Integración II
Posteriores: Práctica pre profesional II
10 Articulación con materias de la carrera: todas, hasta 2 do. cuatrimestre de 3 año.
11 Objetivos:
Esta asignatura tiene como objetivo específico, colaborar en la inserción laboral del futuro egresado de la carrera Lic. en Relaciones Internacionales de la Universidad Abierta Interamericana. Para ello será necesario que el alumno sea capaz de:
- Conocer la metodología de análisis para las Relaciones Internacionales
- Contrastar diferentes perspectivas teóricas que abordan el conocimiento de la realidad internacional
- Entender sobre las distintas pautas de interrelación en un entorno globalizado y los distintos niveles de análisis.
- Entender sobre el cambio en el Sistema Internacional desde las nuevas teorías.
- Considerar la incertidumbre como medio internacional y una variable característica de la época.
12 Unidades de desarrollo de los contenidos:
Unidad 1:
Fin de la guerra Fría y ruptura epistemológica. Nuevas voces. Fracturas y continuidades. Paradigmas actuales. Ordenes existentes. El constructivismo y otras teorías con relación a las problemáticas actuales. La Globalización y sus nuevos temas de agenda como la Integración regional, Seguridad Internacional y nuevas formas de conflicto. Metodología.
Unidad 2:
La Sociedad Internacional en la era de la globalización: poder, orden y percepciones. Factores de Poder y de orden. Agendas internacionales. Violencia, globalización y desarrollo. Pobreza.
Unidad 3:
Paz y la Guerra. La Agenda de los Estados a partir del 11-sep. Globalización y fragmentación. Intervenciones humanitarias como nuevas formas de intervencionismo. Las guerras asimetricas. Complejos regionales de seguridad. Las comunidades de seguridad.
Unidad 4:
Gobernanza global: El carácter económico de la globalización. La variable social : las sociedades civiles y los nuevos actores globales. Tendencias predominantes en el siglo XXI.
13 Metodología
Para alcanzar los objetivos señalados se ha elaborado un conjunto de tareas tanto grupales como individuales. Las actividades estarán centradas en clases teóricas y practicas.
El docente explicará los temas teóricos más complejos o aquellos cuya importancia la cátedra considere relevante destacar. Es imprescindible que los temas hayan sido previamente conocidos por los alumnos, a través de la lectura de la bibliografía obligatoria correspondiente a cada una de las unidades que se desarrollarán en clase.
Se estimulará el debate fundamentado a partir de la bibliografía abordada y la expresión crítica de los distintos puntos de vista.
Agenda de los encuentros :
ver: "Plan de Clases"
Discusión sobre la bibliografía que puedan ser trabajada en las investigaciones a realizar "in situ".
Talleres para solución de dudas e inquietudes.
Controles de las prácticas y de los escritos.
14 Bibliografía recomendada: (por unidades)
:
15 Procedimiento de evaluación y criterio de promoción:
Evaluación de Proceso:
Dos parciales individuales orales y/o escritos referidos a informes de avances y evaluación de las prácticas.
Evaluación de Resultados:
Los alumnos con promedio entre 10 y 6 acceden al examen coloquial = examen grupal de no más de 3 alumnos. Presentación del tema referido exclusivamente a su práctica pre profesional.
Evaluación individual.
Los alumnos con promedio entre 5,99 y 4 rinden examen final individual. El docente lo interroga sobre la totalidad del programa.
Los alumnos con promedio 3,99 y 1 rinden examen recuperatorio de materia (nuevo informe de su práctica pre profesional). Su aprobación -nota mínima 4 (cuatro)- permite rendir el examen final.
|
U
N
I
D
A
D
I
I |
La materia tiene tres ejes relacionados.
En principio, los profesionales de la disciplina deben reconocer los procesos de razonamiento que, en este principio de siglo XXI, están vigentes. A tal fin, efectuaremos este reconocimiento analizando las elaboraciones de autores de referencia, algunos documentos que sostienen acontecimientos claves -nuestros 'global problems'- y los propios procesos reflexivos de los participantes del SPP-I.
Una vez que se comprendan los tipos de razonamiento bajo los cuales se sustenta la información que describe y correlaciona los 'issues' de abordaje, nos debemos involucrar en la 'reflexión vivencial' del vocabulario clave que ha sido utilizado en los procesos de razonamiento.
Finalmente, la tríada 'tipos de razonamiento', 'reflexión vivencial' y 'global problems', nos permitirá debatir el 'perspectivismo comparativo' de comunidades etosociales con principios de convivencia no uniformados. y su importancia para la práctica profesional del egresado en RR.II. |
¿Cómo se puede caracterizar el fin de la Guerra Fría? Tal vez, desde las aproximaciones que suelen diferenciar eventos con indicadores objetivos, se podría afirmar que la disolución de la URSS (1985-1992) ha delimitado un espacio reflexivo post-Guerra Fría (Y. H. Ferguson, R. W. Mansbach, 2007; F. Kratochwil, 2007). Para otros, la simplicidad de esta visión –debido a su excesivo reduccionismo en cuanto a las categorías que un debate intraparadigmático selecciona- debe ser superada y complementada con los aportes de las ciencias de la complejidad (L. Castro Nogueria y otro, 2005; J. Rosenau, 1997 y ver 'Ejercicio Reflexivo 1'). Por tanto, estamos ante un proceso de continuidad o de ruptura epistemológica, lo cual involucra cómo pensar y asumir los acontecimientos en este principio de siglo XXI (R. W. Cox, 2007; S. E. Goddard, D. H. Nexon, 2005; R. Little, 2009). Nuevas voces plantean la renovación de las ideas (K. Eder, 2001; Ch. Sylvester, 2007; S. Walt, 1988). ¡Y las ideas tienen consecuencias...! Más allá de asumirse una visión continuista o rupturista, los paradigmas heredados nos han dejado un legado inconcluso: delimitar la noción de orden ante la reconceptualización de poder en la comunidad internacional (J. J. Joseph, 2007; R. N. Lebow, 2009; A. Linklater, 2007; R-A De Beaugrande y W. U. Dressler; 2005; M. A. K. Halliday, 1979). La relación entre continuidad y ruptura epistemológica, inevitablemente, recupera los modelos teóricos que han sido dominantes durante gran parte del siglo XX (S. Hoffman, 2002) y nos atrevemos a afirmar, que sus debates han sido adaptativamente adormecedores (A. Tickner, 2003 y ver' Ejercicio Reflexivo 2', consigna 1).
Hemos planteado en este programa que hay una estrecha relación entre issues y dilemas para los próximos graduados en Relaciones Internacionales y su práctica profesional deberá tener en cuenta un manejo estricto de la textualidad –autores y significados-, contextualidad –aplicación- y entextualidad –compromiso actitudinal- del vocabulario de la disciplina, vista desde la interacción reflexiva compleja. Sin duda la metodología, esa esquiva compañera para todo interesado en las relaciones internacionales, se replantea su vínculo siamés con la epistemología (P. García Picazo, 2004; F. Halliday, 2006). Estrictamente, hay modelos teóricos que se van alejando de aquellas teorías que tienden a buscar la uniformización racional -tratando de explicar o de interpretar lo inter y transdisciplinario- y van estableciendo algunas aproximaciones conocidas como reflectivistas (M. Salomón González, 2001-2; Kepa Sodupe, 2004). Las visiones a partir del constructivismo, posmodernismo, posestructuralismo, teoría crítica e, incluso, la cuestión de género, lateralizan -sin descartar algunos de sus principios- el tercer debate intrateórico –neorealismo, liberalismo institucional-. De este modo se cuestiona la racionalidad instrumental, los metarelatos emancipatorios absolutos, la exclusión de actores emergentes que forman parte de las ligaduras -sociales, religiosas, psicológicas, culturales y etno-antropológicas, como mínimo- internacionales o la exclusión de la relevancia del discurso para de(s)construir una realidad que per se puede ser paradójica. En este panorama, el constructivismo nos aporta material fecundo para analizar el orden internacional y las nuevas formas de conflicto/cooperación (M. Finnemore, K. Sikkink, 2001; Ch. Reus-Smit, 2008; A. Wendt; 2009; T. Risse, 2009; M. Zehfuss; 2009); de modo que trabajaremos su vocabulario reflexivo identificatorio.
*** |
|
U
N
I
D
A
D
II
|
Una vez caracterizada la globalización y sus vínculos con el intento de reordenamiento post-Guerra Fría, se ha ido planteando el “cómo pensar vivencialmente” el siglo XXI; es decir, asumir rupturas o continuidades epistemológicas y metodológicas para abordar los issues actuales y los global problems. Una de los enfoques tiende a intentar aclarar una observación: “(…) quiero investigar la ironía del riesgo. Riesgo es ambivalencia. Estar en riesgo es la manera de estar y de gobernar en el mundo de la modernidad; estar en riesgo global es la condición humana del comienzo del siglo XXI” (Beck, Ulrich, 2007, p.6). Y esto se relaciona con que estamos ante una “sociedad del riesgo mundial”, ante la cual habría tres posiciones: apatía (nihilismo posmoderno), negación (típica de la modernidad) o transformación (cosmopolitismo) (Ibid., p. 7). Continuando con esta línea de enfoque, se afirma: “(…) No sólo las cosas cambian sino que además de un modo diferente al que pensábamos” (Ibid. p. 8). Con lo cual se intenta responder lo siguiente: ¿Qué hay de nuevo en la sociedad del riesgo mundial? ¿Hasta qué punto los riesgos globales son una fuerza global en el presente y en el futuro de la historia mundial, no controlables por nadie pero que, a su vez, abren nuevas oportunidades de acción para Estados, actores de la sociedad civil, etc.? y ¿Es necesario un cambio de paradigma en las Ciencias Sociales?. Se aduce, para responder estas preguntas, que las percepciones del riesgo mundial se caracterizan por tres rasgos simultáneos: deslocalización, incalculabilidad y no compensabilidad (Ibid. p.12). Esta visión sostiene que se producen nuevas líneas de conflicto, acompañando a los problemas de encuentro intercultural y religioso. Restaría discutir si -asumiendo- en una comunidad internacional bajo riesgo, la incertidumbre es el combustible reflexivo dominante, es correcto asegurar lo siguiente: “La radicalización de la modernidad genera esta ironía fundamental del riesgo: la ciencia, el Estado y el ejército se están convirtiendo en parte de un problema que -supuestamente- deberían resolver. Esto es lo que significa la “modernidad reflexiva”: no vivimos en un mundo postmoderno, sino en un mundo más-moderno” (Ibid., p.19). Esto, a su vez, nos advierte sobre la necesidad o posibilidad del cosmopolitismo, evitando un nacionalismo metodológico (Ibid., p. 30) y trabajar sobre una sociología cosmopolita; no obstante, tal vez esto es limitar el marco de las relaciones internacionales en base a un necesario criterio reflexivo y complejo. En la Unidad I se observó que han habido cambios profundos en el modelo mundial de producción del sistema capitalista, en especial se afirma que “(…) Esa nueva economía no se basaba, ni entonces ni ahora, en una abundancia irracional sino en la combinación sinérgica entre las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, el desarrollo de redes de actividades comerciales, y la expansión mundial de mercados y talentos. Una nueva ola de innovación tecnológica, en ingeniería genética, telefonía móvil y tecnología WAP (Wireless Application Protocole) para Internet, en nanotecnología, materiales biológicos para procesar la información, y nuevas fuentes de energía, parece estar a punto de desencadenar otro círculo virtuoso de creación de riqueza e ingeniosidad técnica” (M. Castells, 2001, p. 1) (1). Los problemas del modelo financiero global, las tensiones geopolíticas y la incertidumbre en la vida diaria son fuente de inestabilidad y “ponen de manifiesto la fragilidad de los cimientos de la innovación, la globalización y la creatividad. ¿Cuál es el origen de esta fragilidad? En primer lugar, la volatilidad financiera” (Ibid.); la segunda fuente de inestabilidad radica en el creciente desequilibrio entre crecimiento económico y sostenibilidad del medio ambiente, que se deriva de tres razones principales: aceleración del crecimiento económico a escala planetaria que afecta a todos los ecosistemas de la Tierra, persistencia de la pobreza y avances tecnológicos como los de la ingeniería genética -en general- (Ibid., p. 2). Estos problemas evidencian que existen contradicciones estructurales en el sistema tecnoeconómico emergente y que conocemos ahora como sociedad de la red global, que acaban expresándose en los movimientos sociales y en los conflictos políticos (Ibid., p. 3). Entre los más preocupantes se encuentran los fundamentalismos y el terrorismo, puesto que disminuyen la confianza y las expectativas respecto a las instituciones vigentes y el peligro real es que estas fuentes de inestabilidad converjan entre sí. Como se puede ir observando, la comunidad internacional se enfrenta a una reconsideración de las disciplinas que ayudan a comprender la complejidad de las interacciones de los actores que participan y de la reconceptualización del poder que se encuentra involucrado para estudiar el orden mundial. Para algunos autores se plantea un debate entre los valores que configuran el poder en el siglo XXI, tal es el caso de China –con la noción de “sociedad armoniosa”-, de EE.UU. con su multilateralismo diferenciado -conquistar el futuro/liderazgo global -según la fórmula de B. Obama en enero de 2011- y las visiones de pragmatismo intervencionista (Bush, 'tea-party') (2), del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), de la UE, del Grupo de los 20, entre otros. Para el caso chino, la agenda internacional debe resolver un tema específico de la globalización, como lo es el de los valores universales; en caso que existan, ¿cuáles son y cómo pueden afectar el ordenamiento internacional? Sin duda es un tópico derivado del cuestionamiento epistemológico a la tradición heredada en Occidente (ver Unidad I). Desde un panorama, se afirma que “la geoestrategia actual se debate en dos marcos distintos. Unos sitúan el nuevo orden mundial en un contexto de postguerra fría, otros en un contexto postcolonialista, en el cual “Occidente” habla de un “choque de civilizaciones” que pone en peligro el “fin de la historia” alcanzado por las sociedades herederas de los “valores universales” de la Ilustración europea” (S. Golem, 2003, p. 1). Un argumento es que, ante un mundo tan peligroso y de tipo hobbeseano, es indudable la importancia de EE.UU. como gendarme global y, por tanto, de los valores que difunde; para otros esto no es más que una continuidad poscolonial pero a nivel universal: imperialismo posmoderno –aunque suene contradictorio- (3) . De este modo, hay distintos paradigmas en competencia. Por un lado “el paradigma que ha marcado las teorías geoestratégicas de los EEUU y de la OTAN ha sido el concepto de la Guerra Fría, de la contención del comunismo, visto como una gran amenaza a la herencia común de la Ilustración, a cualquier precio. (…) Otro paradigma que sirve para analizar la situación geopolítica actual es el paradigma del postcolonialismo, que forma parte de un proceso histórico de más larga duración,” (Ibid., p. 11) (4) . La cuestión básica fundamental es porqué son incompatibles estas dos visiones del ordenamiento mundial. Un tercer panorama paradigmático es el de la postmodernidad, que representaría un modelo distinto y alternativo a la modernidad. En su inter-relación, este es el marco teórico que permite plantear la visión de China, lo cual involucra –por defecto- las visiones de otros actores para reconfigurar el orden internacional y la percepción que poseen. Para China, la historia es uno de los ejes, en particular la inserción de los jesuitas y luego de empresas coloniales. Luego de Mao, se afirma: “Deng y sus sucesores tipifican la segunda tendencia. Después de la muerte de Mao pusieron en marcha una política de kaifeng, de apertura económica, sobre la base de un pragmatismo político y el intento de crear un “mercado libre con características socialistas”. Donde Mao había dicho ‘mejor rojo que experto’, Deng replicó ‘no importa si el gato es blanco o negro mientras cace ratones’. Aunque Deng proclamó ‘enriquecerse es glorioso’, también insistió en que la economía china y su sociedad deben ser como ‘un pájaro en una jaula’, pueden entrar los aires del exterior, pero el pájaro no puede escapar de la jaula” (Ibid., p. 17). La paradoja es evidente, por un lado se plantea la vigencia de un “capitalismo confuciano” frente a un “capitalismo protestante” (Max Weber). La idea subyacente al encuentro –o no- de valores es que existen otros sistemas de valores, tal como lo ha estudiado Amartya Sen (5) : se pueden llegar a los mismos valores universales por medio de otros sistemas de valores, como los asiáticos, que provienen de distintas fuentes (hinduísta, budista, musulmán, confuciano); incluso, en el caso hispano-latinoamericano, los de las etnias aymará o queschua en el altiplano andino u otras de las distintas regiones americanas. De este modo, “El rechazo de los valores “occidentales” como universales hecho por las sociedades “orientales” responde más al proceso postcolonialista. Responde a un proceso semiótico: no representa un análisis de los contenidos específicos de los valores propuestos, sino una reacción contra la fuente que los proclama universales.
Se contrasta el contenido idealista de los valores proclamados con la realidad del comportamiento de quienes los proclaman.” (Ibid., p. 18). Resulta interesante estudiar y analizar los trece constituyentes de los valores asiáticos que configuraron el desarrollo de los NICs (New Industrialized Countries) y la réplica a los mismos que efectuó Occidente (Ibid., p. 23); con lo cual no es sorprendente que hayan surgido dos escuelas epistemológicas en China en la última década del siglo XX: Compartimos: “(…) han florecido dos nuevas escuelas de pensamiento chino: houxiandai zhuyi (postmodernismo) y houzhimin zhuyi (postcolonialismo). Su popularidad ha favorecido la creación de un nuevo término que las combina en una sola tendencia: houxue (estudios “post”)” (Ibid., p. 14). Tal vez la síntesis de las visiones enfrentadas en cuanto al orden internacional, las percepciones que poseen los actores y en cuáles son los factores de poder esenciales, puede observarse en el siguiente comentario: “En el discurso de los líderes políticos se encuentra una forma paralela del debate intelectual y teórico sobre la postmodernidad china. El ministro de Asuntos Exteriores Qiao Shi se opuso a ‘cualquier intento de imponer la propia voluntad o los propios valores a los demás o de unificar el mundo según un determinado modelo de “civilización” ” (Ibid., pp. 26-7). Parecería que la comunidad internacional en la era de la globalización y en su análisis de los factores de poder, necesita reconstruir una agenda internacional tomando en cuenta los riesgos, los desafíos y las distintas percepciones que poseen los actores en relación a lo que se ha heredado del siglo XX y a los issues actuales. Se habla de alianza de civilizaciones (Fernando Vallespín, 2005) (6) , de cosmopolitismo y –entre otros- de la reconfiguración del Estado como actor eje del ordenamiento global (Alex Maroya, 2003) (7). En este último caso, uno de los puntos más delicados y vitales es la noción de frontera (V. Kolossov, 2005) (8), puesto que dimensiona la geopolítica –incluyendo como elemento del poder lo cultural- (Phil Kelly, 2006) con un vocabulario más fecundo e inclusivo que en etapas anteriores en base a la perspectiva de estar conformándose una sociedad multiétnica (G. Sartori, 2001) (9). En todos los autores articulados en torno al glosario que transporta la globalización, existen algunos temas que son orientadores en esta transición entre el s. XX y el S. XXI: el desarrollo, la violencia y la pobreza. El desarrollo será abordado en la Unidad IV junto a la gobernabilidad global; por tanto nos focalizaremos en los otros dos conceptos. En este contexto, la violencia se inter-relaciona con las identidades (Étienne Balibar, 2003) y esto, a su vez, con las fronteras. Por tanto, en la globalización, proceso en el cual relacionamos issues y dilemas para analizar las paradojas presentes en este principio de siglo XXI, deberíamos intentar -al menos- definir qué es una frontera. Habría tres aspectos que se destacan en lo que se considera “frontera”: la sobredeterminación (le da significado a los límites jurídicos establecidos entre unidades políticas, como en el caso de las fronteras nacionales o fronteras imperiales); la polisemia (no hay un sentido único y universal revelando un double-bind, como es el caso tipo de circulación de las personas); heterogeneidad y ubicuidad (las fronteras ya no están en las 'fronteras': hay frontera donde hay controles, por ejemplo en lo sanitario o seguridad pública –el biopoder de Foucault- y da una nueva ubicuidad). El problema radica en 'quién' ejercerá un control democrático sobre los controladores de las fronteras (Ibid., pp. 77-86); de este modo, la violencia no es solo un término fusionado a la competencia por el poder; puesto que en la globalización, el contrapoder es, también, un constituyente ideacional de la violencia que se expresa en distintos niveles de crueldad (Ibid., pp. 101-120). Pero también se correlaciona positivamente la violencia con la identidad y la pobreza (Amartya Sen, 2008), vinculando dos aproximaciones dominantes para aquellos que estudian la sociedad global. Por un lado las teorías basadas en las culturas de las comunidades políticas –antagonismos entre identidades colectivas- y, por el otro, teorías basadas en la política económica de la relación poder/desigualdad, que hacen hincapié en los factores exclusivamente económicos de la pobreza y la desigualdad. Hay, según el autor, otros factores que le quitan el sesgo reduccionista a ambas propuestas, como los de tipo religioso, las nacionalidades o los culturales. Se postula que el acoplamiento entre identidades culturales y la pobreza, incrementan lo significante de la desigualdad y puede conducir a la violencia. De este modo, las aproximaciones que intentan explicar la violencia deberían evitar programas de investigación aislacionistas, que son los que intentan exclusivamente dar cuenta de la violencia en base la desigualdad social, la privación en el acceso a los recursos o en base a factores culturales e identitarios (10)
(1) La sociedad-red es la estructura social característica de la edad de la información, como tentativamente se la ha identificado con investigaciones empíricas trans-culturales. Mientras las redes son viejas formas de organización social, las mismas están ahora potenciadas por las nuevas tecnologías de la información, de modo que simultáneamente involucran una descentralización de la toma de decisiones (M. Castells, 2000). Para profundizar, se puede consultar el texto de A. Trimidad, V. Carrero y J. R. Soriano (2007). Teoría fundamentada, CIS, Nro. 37.
(2) Nos basamos en las estrategias de Seguridad Nacional presentadas al Congreso de EE..UU. en 2002, 2006 y la más reciente, junio de 2010.
(3) Según Sean Golem, varios autores están en esta línea argumentativa, entre otros Robert Kaplan y Francis Fukuyama que se basan en la Ilustración.
(4) El autor de referencia más destacado que analiza en forma comparativa es Edward Said. (1990). Orientalismo, Madrid: Libertarias-Prodhufi, 1990;
(5) Se trabajará en la Unidad IV
(6) El autor plantea que habría dos respuestas distintas al conflicto intercultural de este issue (pp. 6-8): el paradigma del Choque de las Civilizaciones y el paradigma de Alianza de Civilizaciones. Ambos delimitan serios problemas: ¿Cómo establecer entre quiénes se establecerán las alianzas? (p. 8) ¿Es posible resolver conflictos identitarios? ¿En torno a qué principios habría de organizarse el acuerdo? (p. 9) ¿Es posible globalizar la democracia? (p. 10)
(7) Los trabajaremos en la Unidad III.
(9) G. Sartori nos aporta un texto breve pero sustancioso. Nuevamente está en análisis a qué denominamos “sociedad abierta”, la vigencia en la misma del pluralismo y la tolerancia y, por lo menos, distinguir tres niveles de análisis: a) pluralismo como creencia, b) pluralismo social y c) pluralismo político (p. 31). Todos estos conceptos se vinculan con el consenso; con lo cual es necesario delimitar las características básicas de una comunidad pluralista en la que se encuentran el multiculturalismo del extranjero, del inmigrante, del que transporta otras creencias y principios identitarios.
(10) Otros trabajos de Amartya Sen giran en torno a la razón, la identidad y la violencia, para profundizar consultar la Conferencia pronunciada en la Universidad de Oxford, como parte de las Romanes Lecture, el 17 de noviembre de 1998: “La razón antes que la identidad” o su Identity and Violence: The Illusion of Destiny, New Delhi, Penguin Books, 2006 (hay versión en español por Ed. Katz, Bs.As.).
***
|
U
N
I
D
A
D
III |
La paz y la guerra están presentes en la noción de violencia y, en general, siempre hay -eufemísticamente hablando- daños colaterales; es decir, la dramática muerte de no combatientes. Luego de S-11 las agendas de seguridad de los Estados fueron readaptadas y se instaló, definitivamente, el terrorismo y la asimetría en las relaciones de poder como tópico de estudio. Por un lado, deberíamos actualizar la noción de guerra y, particularmente, la llamada ‘guerra justa’: “Es más, las guerras 'entre' naciones con mayor frecuencia han sido reemplazadas por guerras 'dentro' de las naciones. El resurgimiento de conflictos étnicos o sectarios; el aumento de movimientos secesionistas; las insurgencias y los Estados fallidos -todos estos asuntos progresivamente han atrapado a civiles en un caos interminable-. En las guerras de hoy, mueren muchos más civiles que soldados; se siembran las semillas de conflictos futuros, las economías se destruyen, las sociedades civiles se parten en pedazos, se acumulan refugiados y los niños quedan marcados de por vida. No traigo hoy una solución definitiva a los problemas de la guerra, Lo que sí sé es que hacerles frente a este desafío requerirá la misma visión, arduo esfuerzo y perseverancia de aquellos hombres y mujeres que actuaron tan audazmente hace varias décadas. Y requerirá que repensemos la noción guerra justa y los imperativos de una paz justa” (B. Obama, 2009). De modo que hay un desafío respecto al lenguaje utilizado en el pasado para comprender los acontecimientos de este principio de siglo y uno de los tópicos más universales es la violencia.
En particular, un espacio en el cual es claramente visible su importancia se encuentra -reiteramos- en las cuestiones de frontera. Si nos basamos en referencias universales, las fronteras pueden ser vistas como partes exteriores o bordes que revelan límites o confines ('border'), como zona fronteriza o territorialidad en o junto a una frontera ('borderland'), como línea divisoria o demarcatoria ('borderline') (11), como un espacio puesto o colocado en-frente ('frontería, frontero') (12). Se puede considerar a la frontera como un sitio de encuentro de relatos geopolíticos y literarios, historiográficos y antropológicos: “(...) En la frontera hay varias historias entremezcladas. Una habla de los territorios estatales, espacios imaginados o diseñados como potencialmente bélicos; espacios de contacto liminar de la expansión de la soberanía tanto como de la ciudadanía, límites de la represión y de los derechos” (13). Sin duda la globalización tiene algo que decir, según hemos visto en la Unidad I y II, y las características mencionadas en la unidad anterior (insubordinación y sobredeterminación, polisemia y heterogeneidad) no han podido evitar la crueldad como categoría explícita de la violencia y nos obliga a volver a conceptualizarla en una visión descontructivista (Ibid., p. 106); lo cual no es sólo analizar el poder sino, en simultaneidad, el contrapoder (Ibid., p. 108). Por tanto, una vez introducidos en el estudio de una dialéctica del poder, debemos descifrar los enigmas de la crueldad en las relaciones internacionales (Ibid., pp. 110-120). Si en las fronteras encontramos distintas voces, la relación dialéctica poder/contrapoder nos interroga acerca de la asimetría entre los actores que intervienen mediante interacciones de alta complejidad. Uno de los 'issues' que forman parte de los ‘global problems’ es el terrorismo; si bien no ha sido consensuada una definición universal del tópico, se ha propuesto -sin embargo- una tipología del mismo (E. Stepanova, 2009, pp. 22-28) (14) fijando criterios para una definición: objetivos políticos, civiles tomados como objetivo directo de la violencia y naturaleza asimétrica (Ibid., pp. 28-31). En base a esto, se sostiene una visión del conflicto asimétrico; remarcando las asimetrías de poder y las de condicionalidad, con lo cual estaríamos en presencia de una doble asimetría, que nos aleja de la frontera como lugar determinante, vinculando lo intra e interestatal por la interacción entre actores no sólo no estatales sino redes de alcance transnacional (Ibid., pp. 31-38). Pero, en las agendas de los Estados, mediadas por la ONU, se ha planteado debatir una ‘alianza de civilizaciones’ (F. Vallespín, 2005) (15) a los fines de evitar, entre otras evidencias, la fragmentación de la comunidad internacional. Aparentemente, se observa que “En la ciencia social contemporánea se ha generalizado la idea de que la principal fuente de la conflictividad política, en nuestros días, se ha desplazado desde el moderno paradigma de la distribución al posmoderno paradigma del reconocimiento. O, lo que es lo mismo, que el debate en torno a la distribución de bienes económicos u otros bienes sociales más generales no constituye ya el núcleo del conflicto político. Éste se concentra ahora sobre cuestiones que tiene mucho más que ver con los problemas identitarios” (Ibid., p. 6). El paradigma del ‘choque de civilizaciones’ posee algunas tesis básicas y está en contraposición con el paradigma de la ‘alianza de civilizaciones’ y hay algunos interrogantes que son fecundos para ser analizados: ¿Entre qué actores se ha de establecer la alianza? ¿Es posible resolver los conflictos? ¿En torno a qué principios habría de organizarse el acuerdo? (Ibid., pp. 8-10). En esta instancia, es necesario recuperar otras visiones paradigmáticas y que se encuentran al interior del conocido ‘cuarto debate’, la controversia entre racionalistas y reflectivistas; en particular, el ritmo reflexivo parece estar orientado por el constructivismo (K. Eder, 2001). Una visión debe establecerse en alguno de los ejes ontológicos, ¿adoptamos una postura holística o individualista? (K. Sodupe, 2004, pp. 63-71) (16). Como ejemplo que posee una actualidad terminante, el cambio climático global es un ‘issue’ que eslabona lo transdisciplinario, para lo cual hay que determinar ‘cuál es el problema central’, ‘la lectura que se adopta en cuanto a la construcción social de la naturaleza -objetivadora vs. constructivista-’; y esto replantea la “posición” desde el cual el ‘observador’ -modelo cognitivo u operativo- se posicionará (K. Eder, op. cit., p. 44-52). Puede resultar imprescindible relacionar la guerra, paz, violencia, fronteras y conflictos asimétricos con los ‘global problems’, como en el caso del terrorismo o el cambio climático global; pero se observa como una actitud reflexiva muy reduccionista, retomar los principios que sustentaron el tercer debate paradigmático en las relaciones internacionales. Es por eso que se sostiene la necesidad de incluir otras disciplinas y la enorme responsabilidad del futuro profesional de un graduado en relaciones internacionales para comprometerse; tal vez, el paradigma de la complejidad –Unidad I- aporte lo que falta o ayude a incorporar lo excluido, pero constituye un desafío. Si se lo acepta, los ‘issues’ mencionados –entre otros- interpelan la seguridad en todos sus ámbitos de reconocimiento, sea a nivel individual –seguridad humana-, etosocial -ecosistémica-, colectiva –‘global problems’-, nacional/regional -interdoméstico- y nuclear –violencia extrema masiva-. Por tanto, los estudios de seguridad replantean la geopolítica, requiriendo incorporar un abordaje de lo geocultural, tal como se profundizará en la Unidad IV. Uno de los trabajos más importantes se encuentra en los pensadores de la Escuela de Copenhague (en adelante: EC) que fueron influidos por el llamado ‘giro lingüístico’; es decir, la relevancia que posee estudiar el lenguaje. Por un lado, el individuo necesita continuamente disponer de seguridad al interior de un Estado pero, a su vez, la subjetividad de los mismos, cuando se expresa a nivel colectivo, se enfrenta con la presencia de actores que poseen dominio de estructuras de legitimación de la violencia. Cuando hay específicos problemas sociales, es necesario ‘limpiar’ el contenido del término seguridad, desplazando la intervención política o militar –‘seguritización’-. Para la EC, la referencia del concepto seguridad debe ser especificada; desde el campo neorealista se la vincula con la territorialidad de un Estado; es decir, priorizar los intereses nacionales. En cambio, el constructivismo da como referente a la identidad social que, en definitiva, es la que ‘cementa’ la articulación de contradicciones en una comunidad; por tanto, a nivel de sistema internacional, éste no será una preconfiguración fija sino resultado de la construcción de los actores sociales: la seguridad colectiva es posible y la anarquía no es un constituyente potencial del orden internacional (G. A. Orozco Restrepo, 2006, p. 146). En otras palabras y siguiendo a la teoría crítica, no es el Estado el único referente de la seguridad, puesto que hay otros actores que poseen sus propios intereses en relación a la seguridad. En este sentido hay varios modelos que abordan al individuo y al Estado, y se los reconoce como los modelos del ‘complejo interdependiente o relacional’ –normas y reglas estables entre Estados-; ´regímenes de seguridad’ –expectativas de un Estado en base a reglas comunes con otros Estados-; ‘integración’ -cooperación tecnológica y económica-, ‘seguridad colectiva’ –condiciones estables para la paz entre Estados, tal como se expresa en la Res. 3314 de la Asamblea General de la ONU (1974)- y el de la ‘paz democrática’ –democracia global-. Frente a este panorama, la EC aduce que el fin de la Guerra Fría y el proceso de globalización superan las propuestas de estos modelos, postulando el modelo de “complejos de seguridad regional” (Ibid., p. 155). Para esto, reconsidera la unidad de análisis –rechaza al sistema internacional del neorrealismo- y propone cinco niveles de análisis: sistema internacional, subsistemas interdependientes –UE, OPEP-, unidades específicas -Estados u otros-, subunidades -grupos al interior de unidades- e individuos (Ibid., p. 156). A los fines de identificar las claves de un complejo se debe tener en cuenta la disposición de las unidades y sus diferencias, los patrones de amistad/enemistad y distribución del poder entre las unidades principales, con lo cual se está en condiciones de evaluar la dinámica del complejo (Ibid., p. 157). Estos temas, visiones y autores, nos remiten a la reconsideración de otros enfoques en relación al poder, la identidad, el cosmopolitismo y la interculturalidad, que se abordarán en la próxima unidad temática (17).
(11) Webster’s New Collegiate Dictionary.
(12) Diccionario de la Lengua Española.
(13) Alejandro Grimson. (2003). “Disputas sobre las fronteras”, en David E. Johnson y Scott Michaelsen. (2003). Teoría de la Frontera, Barcelona, Ed. Gedisa, p.13.
(14) Es interesante consultar y comparar con el ‘Informe del Grupo de Alto Nivel´, p. 49. (ONU, Asamblea General: Res. A/59/565, dic. 2, 2004)
(15) Ver Unidad I, referencia 1-34.
(16) Ver Unidad I, referencia 1-33.
(17) Dejaremos, a este fin, la aproximación efectuada desde la geopolítica crítica, para la Unidad IV (H. Cairo Carou, 2007)
(...)
|
|
NOTA:
LAS FUENTES HAN SIDO DESHABILITADAS HASTA EL CL 2014
1er. Cuat. |
UNIDAD I
Fin de la Guerra Fría y ruptura epistemológica. Nuevas voces. Fracturas y continuidades. Paradigmas actuales. Ordenes existentes. El constructivismo y otras teorías con relación a problemáticas actuales. La globalización y sus nuevos temas de agenda como la integración regional y seguridad internacional. Nuevas formas de conflicto. Metodología. |
|
Arroyo Pichardo, G. (2008) |
|
Castro Nogueira y otros (2005) |
|
Avalos Gutiérrez, D. (1998) |
|
Cox, R. W.(2007) |
|
De Beaugrande, R-A; Dresssler, W. U. (2005) |
|
Ferguson, Y. H.; Mansbach, R. W. . (2007) - Reseña- |
|
Ferguson, Y. H.; Mansbach, R. M. (2007) |
|
Guba, E. G; Lincoln, Y. S (1998) |
|
García Picazo, P. (2004) |
|
Halliday, M. A. K. (1979) |
|
Holsti, O. E.. (s/f) |
|
Halliday, F. (2006) |
|
Joseph, J. (2007) |
|
Hutchings, K. (2008) |
|
Kratochwil, F. (2007) |
|
Klimovsky, G. (1997) |
|
Lebow, R. N. (2009) |
|
La Capra, D. (1980) |
|
Risse. T. (2000) |
|
Pérez-Idiart, H. (2011) |
|
Reus-Smit, Ch. (2008) |
|
Pérez-Idiart, H. (2012) |
|
Rosenau , J. (1997) |
|
Rodríguez, S. (1998) |
|
Salomón González, M. (2001 - 2) |
|
Snider, J. (2004) |
|
Sodupe, Kepa. (2004a) |
|
Sodupe, K. (2004b) |
|
Tomassini, L. (1991) -Cap1- |
|
Tomassini, L. (1991) -Cap 2- y Cap- 3/4- |
|
Van Dijk, T. (1999) |
|
|
|
Zehfuss, M. (2009) |
|
UNIDAD II
La sociedad internacional en la era de la globalización: Poder, orden y percepciones. Factores de poder y de orden. Agendas internacionales. Violencia, globalización y desarrollo. Pobreza. |
|
Ayerbe, L. F. (1997) |
|
Beck, U. (2007) |
|
Bruni Mondolfi, L. E. (1998) |
|
Bull, H. (2005) |
|
Castells, M. (2000) |
|
Fukuyama, F. (1988) |
|
Golden, S. (2003) |
|
Guzzini, S. (2000) |
|
Hill, Ch. (2007) |
|
Hughes, J; Sharrock, Y. (1999) |
|
Huntington, S. P. (1993) |
|
Jönsson, Ch.; J. Tallberg (2002) |
|
Kausch, K.; I. Barreñada (2005) |
|
Kelly, P. (2006) |
|
Kolossov, V. (2005) |
|
Maroya. A (2003) |
|
Mathews, J. (2002) |
|
Martí i Puig, S. (2001) |
|
Molina Gallart, N. (2005) |
|
O’Neill, K.; Balsiger, J.; VanDeveer, S. D.(2004) |
|
Sartori, G. (2001) |
|
Soros.G. (1999) |
|
Samuelson, P. (2008) |
|
Sotolongo Codina, P.; Delgado Díaz, C. (2006) |
|
Thayer, B. A. (2000) |
|
Vallespín, F. (2005) |
|
Wendt, A. (2009) |
|
|
|
UNIDAD III
Paz y Guerra. La agenda de los Estados a partir del 11 de septiembre. Globalización y fragmentación. Intervenciones humanitarias como nuevas formas de intervencionismo. Las guerras asimétricas. Complejos regionales de seguridad. Las comunidades de seguridad. |
|
Appiah, K. A. (1999) |
|
Barber, B. (2004) |
|
Bauman, Z. (2003) |
|
Bell, D. (2009) |
|
Carou, H. C. (2007) |
|
Desch, M. C. (1998) |
|
Flint, C.; Ghazi-Walid, F. (2004) |
|
Henriksen, T. H. (2001) |
|
Himmelfarb, G. (1999) |
|
Hoffmann, S. (2002) |
|
Hoffmann, S. (2004) |
|
Kaldor, M (2003) |
|
King, G.; Murray ,C. J. L. (2001-2) |
|
Shinko, R. E. (2008) |
|
Melander, E. (2009) |
|
Messner, D. (2001) |
|
Migdal, J. S. (2004) |
|
Münkler, H. (2005) |
|
Orozco Restrepo, G. (2006) |
|
Ó Tuathail, G. (2005) |
|
Paris, R. (2001) |
|
Peters, D. (1998) |
|
Ramonet, I. ; Friedman, T. L.. (2005) |
|
Samuelson, P. (1999) |
|
Sen, A. (2002) |
|
Sen, A. (1999) |
|
|
Stepanova, E. (2009) |
|
Stritzel, H. (2007) |
|
Wallerstein, I. (1999) |
|
Woodward, S. L. (2004) |
|
UNIDAD IV
Gobernanza global. El carácter económico de la globalización. La variable social: las sociedades civiles y los nuevos actores globales. Tendencias predominantes.
|
|
Affaya, M. N. E. (2000) |
|
Alsina, M. (2000) |
|
Cobo, R. (2003) |
|
|
Falk, R. (2002) |
|
Huddy, L. (2004) |
|
Gorlier, J. C.; Guzik, K. (2002) |
|
Hymans, J. E. C. (2002) |
|
Hudson, V. M.; Sampson III, W. (1999) |
|
Kliksberg, B. (2004) |
|
Kliksberg, B. (1999) |
|
Laïdi, Z. (1999) |
|
Mohanty, M. (2000) |
|
Nair, S. (2007) |
|
Nussbaum, M. (1999) |
|
Olive, L. y otros. (2009) |
|
Ramonet, I. (1999) |
|
Roustan, J. A. (2001) |
|
Sáiz, A. V.. (2000) |
|
Tamaki, T. (2007) |
|
Tetreault, D. V. (2008) |
|
Tickner, J. A. (1988) |
|
Tibi, B. (2001) |
|
Walt, S. M. (2005) |
|
|
PLAN DE CLASES |
EJERCICIOS REFLEXIVOS |
|
ER--1 |
ER-2 |
1ER-3 |
|
|
|
ER--4 |
ER--5 |
ER--6 |
|
|
|
EVALUACIONESCL. 2013 |
PARCIALr |
Temas y Bibliografía
para el Final |
|
|
Ejemplo |
|
|
|
|
|
|
|
|
Albert Camus (1913-1960) (
'La Peste' |
" (...) Del puerto oscuro subieron los primeros cohetes de los festejos oficiales.
La ciudad los saludó con una sorda y larga exclamación. Cottard,
Tarrou, aquellos y aquella que Rieux había amado y perdido, todos,
muertos o culpables, estaban olvidados. El viejo tenía razón, los
hombres eran siempre los mismos. Pero esa era su fuerza y su
inocencia y era en eso en lo que, por encima de todo su dolor, Rieux
sentía que se unía a ellos. En medio de los gritos que redoblaban su
fuerza y su duración, que repercutían hasta el pie de la terraza, a
medida que los ramilletes multicolores se elevaban en el cielo, el doctor
Rieux decidió redactar la narración que aquí termina, por no ser de los
que se callan, para testimoniar en favor de los apestados, para dejar por
lo menos un recuerdo de la injusticia y de la violencia que les había sido
hecha y para decir simplemente algo que se aprende en medio de las
plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de
desprecio.
Pero sabía que, sin embargo, esta crónica no puede ser el relato de la
victoria definitiva. No puede ser más que el testimonio de lo que fue
necesario hacer y que sin duda deberían seguir haciendo contra el terror
y su arma infatigable, a pesar de sus desgarramientos personales, todos
los hombres que, no pudiendo ser santos, se niegan a admitir las plagas
y se esfuerzan, no obstante, en ser médicos.
Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía
presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que
esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros,
que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede
permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que
espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas,
los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste,
para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las
mande a morir en una ciudad dichosa".
|
|